¿La reproducción asistida cambiará mi forma de ser?

¿La reproducción asistida cambiará mi forma de ser?

Entendemos muy bien que pasar por un proceso de reproducción asistida puede resultar una experiencia temerosa, incluso hasta agobiante. Sea cual fuese el motivo por el cual acudes a un tratamiento para tener hijos, debes saber que este proceso, lejos de convertirte en una persona frágil, hace todo lo contrario.

Mujer valiente

Que necesites un tratamiento para quedar embarazada, como la fecundación artificial, no hace que te vuelvas menos mujer o una persona con menos derechos. Más bien, has sido muy valiente al afrontar este problema. El no poder tener hijos y tomar cartas en el asunto define tu valentía. Tu deseo de convertirte en madre, criar y darle todo el amor del mundo a tu futuro pequeño resume el perfil de una mujer valiosa, inteligente y, sobre todo, valiente.

Discriminación

Sabemos que la mayoría de mujeres antes de someterse a un tratamiento para tener hijos, se sienten solas, incluso incomprendidas. Es más, hasta señaladas por la sociedad, pero ¿por qué? Esto último, se debe básicamente a la falta de información o también porque es más fácil juzgar que comprender.

El 15% de mujeres a nivel mundial sufren problemas que les impiden quedar embarazadas, lo que hace que la mayoría que sí puede no le den el valor o no estén a favor de las técnicas de reproducción asistida. Sin embargo, es bueno que sepas que eres una mujer valiente, un ser humano que está dispuesto a afrontar lo que venga, con orgullo y con la cabeza en alto, valores que también les enseñarás a tus futuros hijos.

Cómo reaccionas con el tratamiento

¿Cabe la posibilidad de que pasar por un tratamiento de reproducción asistida cambie tu manera de ser? La respuesta es afirmativa. En el momento que el doctor te dice que no puedes tener hijos, supone un shock emocional, claro que cada mujer lo asimila de forma diferente y reacciona de forma distinta.

Durante el tratamiento los padres pasarán por distintas fases, con etapas de ilusión, esperanza, miedo y ansiedad. Todo ello puede provocar un estrés que no aporta ningún beneficio, más bien, disminuye la probabilidad de conseguir el embarazo.

El curso del tratamiento no es un proceso lineal, está lleno de altibajos. Sumado a ello, ciertos pensamientos como: ¿por qué yo? Sin embargo, si sabes canalizar estas emociones y cambios de rutina, todo esto hará que te vuelvas una persona luchadora.

La fuerza de ser madre

Quizás en pleno tratamiento sientas que ya no puedes más. Si en cualquier momento sientes que no puedes solucionarlo desde el punto de vista emocional, es recomendable que hables con el personal de la clínica, puesto que muchos centros cuentan con especialistas en psicología, o pueden ponerte en contacto con profesionales en este campo. Lo que sí es seguro es que el deseo de ser madre aporta a la mujer una fuerza interior muy valiosa y la hace capaz de superar cualquier problema.

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